Proserpina (Perséfone para la mitología griega) es una niña que, mientras estaba a orillas del lago Pergusa, es raptada por Plutón (Hades). Como castigo, la madre de la niña, Ceres (Deméter), diosa de la cosecha, castiga al mundo con una terrible sequía. Tras negociaciones al más alto nivel (entre dioses, se entiende), Plutón cede y permite que la niña regrese seis meses cada año.
En la coqueta Galleria Borghese, en Roma, se puede admirar una obra de Bernini en la que nos muestra el momento del rapto. El mármol convertido en carne.
De Alvesgaspar – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=43569138De Architas – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=70353757
Como parte de la historia que nos cuenta Cervantes en su obra maestra se incluyen poesías que pueden pasar desapercibidas, ante la brillantez de la narración en la que se encuentran.
Hace ya unos cuantos años, mi esposa Clara me regaló una obra maravillosa del grupo Espliego, el disco Nunca fuera caballero. En él se pone música a algunas de las poesías del Quijote. Quiero hoy centrarme en una de ellas, el bellísimo romance que Altisidora dedica a Don Quijote:
—¡Oh tú, que estás en tu lecho, entre sábanas de holanda, durmiendo a pierna tendida de la noche a la mañana, caballero el más valiente que ha producido la Mancha, más honesto y más bendito que el oro fino de Arabia! Oye a una triste doncella bien crecida y mal lograda que en la luz de tus dos soles se siente abrasar el alma. Tú buscas tus aventuras y ajenas desdichas hallas; das las feridas y niegas el remedio de sanarlas. Dime, valeroso joven, que Dios prospere tus ansias, si te criaste en la Libia o en las montañas de Jaca, si sierpes te dieron leche, si a dicha fueron tus amas la aspereza de las selvas y el horror de las montañas. Muy bien puede Dulcinea, doncella rolliza y sana, preciarse de que ha rendido a una tigre y fiera brava. Por esto será famosa desde Henares a Jarama, desde el Tajo a Manzanares, desde Pisuerga hasta Arlanza. Trocárame yo por ella y diera encima una saya de las más gayadas mías que de oro le adornan franjas. ¡Oh, quién se viera en tus brazos o, si no, junto a tu cama, rascándote la cabeza y matándote la caspa! Mucho pido y no soy digna de merced tan señalada: los pies quisiera traerte, que a una humilde esto le basta. ¡Oh, qué de cofias te diera, qué de escarpines de plata, qué de calzas de damasco, qué de herreruelos de Holanda! ¡Qué de finísimas perlas, cada cual como una agalla, que a no tener compañeras «las solas» fueran llamadas! No mires de tu Tarpeya este incendio que me abrasa, Nerón manchego del mundo, ni le avives con tu saña. Niña soy, pulcela tierna; mi edad de quince no pasa: catorce tengo y tres meses, te juro en Dios y en mi ánima. No soy renca, ni soy coja, ni tengo nada de manca; los cabellos, como lirios, que, en pie, por el suelo arrastran; y aunque es mi boca aguileña y la nariz algo chata, ser mis dientes de topacios mi belleza al cielo ensalza. Mi voz, ya ves, si me escuchas, que a la que es más dulce iguala, y soy de disposición algo menos que mediana. Estas y otras gracias mías son despojos de tu aljaba; desta casa soy doncella y Altisidora me llaman.
Descubrí a Sheila Blanco vía Twitter; esta salmantina, música y periodista, nos ofrece en su serie Bioclassics unas joyas, tanto desde el punto de vista musical como didáctico, en la que nos cuenta las vidas de algunos de los principales músicos: por ahora, Bach, Mozart y Beethoven, pero seguiremos pendientes, porque confiamos en que nos siga deleitando.
Además de estas obras, Sheila Blanco se encuentra embarcada en un proyecto precioso, tras haber puesto música a la obra de las poetas de la Generación del 27.
Son dos los consejos que nos llevan repitiendo las autoridades sanitarias desde hace semanas, bien sencillos (y baratos):
Realizar frecuentes y correctos lavados de manos con agua y jabón. Es necesario seguir el protocolo que en casa llamamos «científico», ya que nos garantiza que las manos quedan perfectamente limpias. Incluyo un enlace al final del post.
Toser en el codo, de modo que las manos no sirvan para propagar los gérmenes.
La firma de créditos netcredit nos ha preparado este magnífico mapa en el que podemos ver, para cada país del mundo, cuál es el apellido más habitual. Me enteré de esto gracias a mi primo Jose (¡gracias! :*).