Viajamos hoy al llamado Versalles gallego, comparación que tiene mucho sentido, puesto que en 1720 comenzaron a diseñarse sus jardines, siendo la condesa de Amarante esposa del señor de Oca. La condesa era una de las damas de honor de Isabel de Farnesio, segunda esposa de aquel rey Felipe que construyó un palacio en las nubes en las afueras de Segovia, en La Granja de San Ildefonso, queriendo que sus jardines imitaran el de su lugar natal que era, sí, Versalles.
Versalles gallego, pues. Así nos referimos al pazo posiblemente más famoso y señorial de toda Galicia, en el que el agua juega un papel fundamental, estructurándolo y adornándolo.
Pueden visitarse tanto los jardines como el conjunto completo (jardines + palacio).
Hoy disfrutamos de este romance anónimo del siglo XV, bellísimamente musicado por Paco Ibáñez.
Conde Niño, por amores es niño y pasó a la mar; va a dar agua a su caballo la mañana de San Juan. Mientras el caballo bebe él canta dulce cantar; todas las aves del cielo se paraban a escuchar; caminante que camina olvida su caminar, navegante que navega la nave vuelve hacia allá. La reina estaba labrando, la hija durmiendo está: -Levantaos, Albaniña, de vuestro dulce folgar, sentiréis cantar hermoso la sirenita del mar. -No es la sirenita, madre, la de tan bello cantar, si no es el Conde Niño que por mí quiere finar. ¡Quién le pudiese valer en su tan triste penar! -Si por tus amores pena, ¡oh, malhaya su cantar!, y porque nunca los goce yo le mandaré matar. -Si le manda matar, madre juntos nos han de enterrar. Él murió a la media noche, ella a los gallos cantar; a ella como hija de reyes la entierran en el altar, a él como hijo de conde unos pasos más atrás. De ella nació un rosal blanco, de él nació un espino albar; crece el uno, crece el otro, los dos se van a juntar; las ramitas que se alcanzan fuertes abrazos se dan, y las que no se alcanzaban no dejan de suspirar. La reina, llena de envidia, ambos los mandó cortar; el galán que los cortaba no cesaba de llorar; della naciera una garza, dél un fuerte gavilán juntos vuelan por el cielo, juntos vuelan a la par.
Recuerda siempre que discutir y ganar es destruir la realidad de la persona con la que estás discutiendo. Es doloroso perder tu realidad, por tanto sé amable, incluso cuando tienes razón.
A diferencia de las representaciones de siglos anteriores, el inconfundible pincel de Doménikos Theotokópoulos nos representa a un José joven (o, al menos, no anciano), protegiendo cariñosamente a su hijo, mientras unos ángeles ofrecen flores y coronas. Al fondo, bajo ese cielo tan intranquilo, podemos ver la ciudad de Toledo. Se puede apreciar fácilmente la torre de la catedral (parte derecha del cuadro, para el espectador) y el puente de Alcántara (parte izquierda del cuadro, para el espectador).
El cuadro se ubica en la Capilla de San José (en Toledo); hay otra obra (también de El Greco) muy similar, también con los mismos protagonistas, y posiblemente un ensayo para el que hoy nos ocupa, ubicado en el Museo de Santa Cruz (y también en Toledo).
En los años finales de los ochenta, en aquella casi recién estrenada democracia española, eran muy habituales manifestaciones buscando llegar a una situación mejor, principalmente de estudiantes y de trabajadores.
Como quiera que los extremistas de ambos lados se infiltraban -o, directamente, habían formado parte de la organización- en manifestaciones, no era extraño que en algunas ocasiones la situación se tornara violenta. A ello, desde luego, contribuían también las fuerzas de seguridad, hasta hacía bien poco completamente impunes.
En una de esas manifestaciones estudiantiles, en el Madrid de 1987, apareció un personaje que fue inmortalizado por unas fotografías: una persona con una sola pierna, destrozando el letrero del metro de Banco de España o una farola. Estamos ante el Cojo Manteca, Jon Manteca Cabañes, convertido en imagen de la resistencia estudiantil.
En imagen, pero nada más, puesto que el bueno de Jon -ya fallecido- ni era estudiante ni tenía relación alguna con aquella manifestación. Pero en ocasiones los símbolos no necesitan ni siquiera eso para serlo.
Es una de esas situaciones de las que uno diría que jamás podrían darse. Pero se dan.
La falta de lectura -principalmente-, el descenso del nivel cultural han hecho que la expresión de “a bote pronto” (cuyo significado es, cómo sabréis, sin pararse a analizar, como primera reacción) haya sido interpretada por algunos como “a voz de pronto”
Un año más traemos aquí esta obra de nuestro querido CSIC, desde el Instituto de Ganadería de Montaña de León. Este calendario ha sido Iniciativa de divulgación ganadora del I Premio CSIC de Divulgación y Comunicación Científica en la categoría de Obra Unitaria.
Gracias a este calendario -disponible en las lenguas de España y en alguna más- podemos enterarnos de qué sucedió (nacimientos, descubrimientos) en el ámbito de la ciencia para cada día del año.
Junto con el calendario también se ofrecen unas propuestas de actividades relacionadas, que son un excelente complemento, pensadas para el trabajo en el aula y fácilmente adaptables a cualquier edad. Algunas actividades son más puramente juego, como La oca de la ciencia (me ha encantado que casillas como El charlatán o Las pseudociencias nos hagan retroceder), otras actividades entrañan mayor carga de trabajo (“Busca un científico mujer posterior a 1800 que haya trabajado en un tema concreto” o “Indica científicos que hayan sido influenciados por este otro“).
Vuestro trabajo es asombroso y necesario. Muchísimas gracias por esta iniciativa.
Podéis disfrutar de más información y descargaros el calendario y las actividades desde eventociencia.es (enlace al pie).
No es la primera vez hablo de uno ni de otro. No es, por supuesto, la primera vez que hablo de mi querida Segovia o de su entorno.
Pero quiero hablar de tres palacios que están a tiro de piedra de la ciudad: el archiconocido de La Granja, el palacio en las nubes que causaba la admiración de la nobleza europea; el ni tan conocido ni tan utilizado de Riofrío; finalmente, el abandonado de Valsaín.
El de La Granja se edificó para Felipe V, para que sus formas, sus jardines y sus fuentes le evocaran su Versalles natal. El de Riofrío, para Isabel de Farnesio, la segunda esposa del mencionado Felipe V, a la muerte de este. El tercero en discordia y primero en historia, de Valsaín, fue originalmente un pabellón de caza.
El de Riofrío no llegó a usarlo la Farnesio, ya que tras una afortunada -para ellos- muerte, su hijo Carlos (Carlos III, el mejor alcalde de Madrid), llegó al trono y ella pasó a ser Reina Madre y a vivir con la corte.
En La Granja no os perdáis sus fuentes, bellas aun sin agua. Os recomiendo que preguntéis cuando corren, para poder disfrutar de un espectáculo único. Las fuentes tienen horarios muy concretos, los jardines suelen estar abiertos todo el día. El palacio es también visitable. A su lado, un Museo de Tapices; cerquita, Real Fábrica de Vidrio.
En Riofrío y su bosque podéis disfrutar del palacio y luego de un picnic en el mencionado bosque, en donde tenéis mesas para poder degustar de lo que llevéis para comer.
Finalmente, en el de Valsaín (el único de los tres descritos que no he tenido ocasión de visitar) está en ruinas y, aunque se ha hablado de acometer una restauración total (que se me antoja complicadísima y costosísima, desde mi ignorancia), su aspecto es de abandono.
Palacio de Riofrío – De Borjaanimal – Trabajo propio, CC BY 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=152533641Palacio de La Granja – De Tirithel – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11211044Palacio de Valsaín – De Carlos García Fernández – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0 es, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=35472938