Este monasterio (cuyo nombre se pronuncia [ba-‘ta-lla] y no [ba-‘tal-a]) se asienta en una localidad del mismo nombre. Ambos, población y monasterio, fueron fundados para conmemorar y celebrar la victoria de Portugal contra Castilla en la famosa batalla de Aljubarrota.
El verdadero nombre del monasterio es el de Santa María da Vitória, y su construcción se realizó a lo largo de dos siglos, lo cual provocó el uso de varios estilos. así que en la visita podemos disfrutar de gótico radiante, gótico flamígero y gótico manuelino. Casi nada.
Es este monasterio también mausoleo de reyes, en concreto, de la dinastía portuguesa de Avís. Las tumbas de estos monarcas se distribuyen entre la Capilla del Fundador y las Capillas Inacabadas.
Si viajáis por la zona os animo a visitar este monasterio -gustará a niños y mayores-, que tras sobrevivir a terremotos, napoleones y abandonos, se alza en esta localidad portuguesa que surgió para celebrar una victoria en una batalla de hace ya más de quinientos años.
Hemos hablado ya en más ocasiones de los magníficos juegos de escape de Escape Welt. Hoy os presentamos uno que, además, viene ambientado con un cuento maravilloso, que nos habla de amor, de familia, de dragones y de trabajo en equipo para resolver retos de otro modo imposibles.
Nos encontramos con un juego hecho en madera y que nos exige la resolución de una serie de acertijos para conseguir llegar a su interior. De los puzzles que hemos resuelto (Quest Pyramide, Space Box, y este mismo), nos ha parecido el más complicado… y creo que también es con el que mejor nos lo hemos pasado. Hemos tenido que usar la ayuda de las pistas para los últimos pasos.
Como todos los juegos de esta casa, House of the Dragon gustará a los amantes de los acertijos, a las personas a las que les gusta enfrentarse a retos, y -ya que se puede jugar en equipo- a los amantes de bonitas veladas entre amigos y de estupendos ratos en familia. Y, además de ser un juego estupendo en sí mismo, también puede usarse como una caja de lujo para «envolver» otro regalo.
Ni sabía que existía, ni había oído jamás tal palabra, hasta que la mejor guía de Segovia que podíamos imaginar, nuestra querida amiga Belén, me lo mencionó como idea de un plan que resultó ser, claro, ideal.
Este barrio segoviano debe su nombre a los canónigos que habían fijado su residencia en él hasta finales del siglo XVI. Aquí se encontraba la casa de la Imprenta y la de la Inquisición, aquí tuvieron (hace menos tiempo, claro) sus estudios Zuloaga y Fromkes (no dejéis de visitar el jardín que lleva su nombre, por favor).
El conjunto de arquitectura civil que compone las Canonjías nos permite hacer un viaje en el tiempo y disfrutar de ese románico que tanto y durante tanto tiempo gustó en Segovia, de esas casas y de sus jardines interiores. Y pediréis que se pare el tiempo.
Gracias, Belén. Dedico también este post a mi también muy querido primo Pablo, que ha disfrutado recientemente de esa preciosa ciudad.
De Zarateman – Trabajo propio, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10255371
Ya ves qué tontería, me gusta escribir tu nombre, llenar papeles con tu nombre, llenar el aire con tu nombre, decir a los niños tu nombre, escribir a mi padre muerto y contarle que te llamas así. Me creo que siempre que lo digo me oyes. Me creo que da buena suerte.
Voy por las calles tan contenta y no llevo encima nada más que tu nombre.
Gloria Fuertes -no es la primera vez que sale en este blog, y espero que no sea la última- no es solamente esa escritora que escribía mal para que se la entendiera bien. Es una poetisa de una altísima categoría, no solo en el fondo -eso ya lo sabíamos-, también en la forma.
Su año de nacimiento tiene dos cifras iguales. Su año de fallecimiento tiene dos cifras iguales. Una de sus obras principales, dedicada a su esposa, recorre Aragón, Euskadi y Andalucía.
La llamada Ley seca, que prohibía, entre otras cosas, la venta de bebidas alcohólicas en Estados Unidos, y que estuvo vigente entre 1920 y 1933, puso en marcha, como podemos imaginar, la picaresca.
Se puso en venta el Vine-Glo, un concentrado de uva a partir del cual se podía hacer vino. Para que tal cosa no sucediera, se acompañaba un texto indicando cómo no había que proceder:
“After dissolving the brick in a gallon of water, do not place the liquid in a jug away in the cupboard for twenty days, because then it would turn into wine.”