Se dice que cuando le preguntaban al físico Albert Einstein si creía en Dios, el respondía que creía en «el Dios de Spinoza». ¿De qué dios nos habla Einstein, de qué Dios nos habla Spinoza?
Existen varias versiones (algunas realmente bellas) sobre cómo era ese dios en el que creía Spinoza. No queda claro si hablamos de panteísmo o de panateísmo. Pero sí parece evidente que Spinoza veía a Dios en la Naturaleza, en el mundo que nos rodea. Desde luego, nada en lo que no pudiera creer Einstein.
Viajamos hoy hasta la Galería Real de Pinturas Mauritshuis en La Haya (Países Bajos) para admirar la que quizá es la más famosa de las perlas en el mundo del arte, la que luce en la oreja izquierda de esta chica sin nombre.
Johannes Vermeer, este adelantado a su tiempo de quien se cree (no hay consenso entre los expertos) que usaba una cámara oscura, un antecesor de las cámaras fotográficas, pintó el fondo, las ropas, la mirada, el rostro (y la perla) que conforman su inigualable obra La joven de la perla entre los años 1665 y 1667.
De Johannes Vermeer – Copied from Mauritshuis website, resampled and uploaded by Crisco 1492 (discusión · contribs.), octubre de 2014, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=36351343
Si hace unas semanas hablábamos de los maravillosos bioclassics de Sheila Blanco, hoy damos un paso más: en una colaboración con el Museo del Prado, nuestro bioclásica de cabecera nos cuenta la biografía de Goya; eso sí, con música de Beethoven.
Y, en lo que creo que es una serie que comienza con la Primavera (corregidme si estoy equivocado y ya tenemos alguna estación más), esta otra preciosidad. Con Vivaldi, claro:
Gracias a nuestra amiga Elena (¡gracias!) hemos llegado a este post de BaM! en el que se hace una recopilación estupenda de juegos de mesa que se pueden imprimir.
Muchos de ellos son juegos que han sido liberados por editoriales de juegos (y cuya versión física existe y sería muy recomendable que cuando pase esta época tan excepcional devolviéramos este bonito gesto.
Aquí os dejo el enlace, porque en BaM! lo cuentan de maravilla; aprovecho para recomendaros toda la web, es estupenda.
Miña nai, miña naiciña / como a miña nai, ningunha / que me quentaba a cariña / co calorciño da súa.
Feliz día de la madre, mamá. Feliz día para Marimar y para Clara. Feliz día para todas las maravillosas mamás cercanas que tengo. Sois lo más bello de este bello mundo.
El 2 de Mayo de 1808, cuando se produjo aquella esperada revuelta que fue el origen de la Guerra de la Independencia, todos quisieron arrimar el hombro.
Todos, incluyendo a los presos de la Cárcel Real, que por escrito solicitaron poder salir para luchar, jurando volver a la cárcel. Así que recibieron su merecido permiso.
Hay versiones ligeramente diferentes sobre el retorno, pero me quedo, como siempre, con la más bonita: ese mismo día por la noche volvieron todos, salvo los caídos (lógicamente) y salvo un preso… que volvió al día siguiente.
Volvió al día siguiente porque, viéndose fuera de la cárcel, decidió pasar la noche con su esposa.
La persona que protagoniza hoy nuestro acertijo compartió cama con un heredero al trono, nació en una localidad con nombre de santo y dio nombre a una ciudad de lo que hoy es Estados Unidos. ¿De quién hablamos?
El joven discípulo se acercó a Sócrates, deseando contarle un hecho que dejaba en mal lugar a un compañero (e, indirectamente, lo ensalzaría a él). El sabio filósofo le hizo tres preguntas:
¿Estás completamente seguro de que es cierto lo que me vas a contar?
¿Es algo bueno?
¿Nos ayudará a mejorar?
Tras las tres negativas, Sócrates dejó claro que si lo que tenemos que contar ni es cierto, ni bueno, ni útil; es decir, si no pasa los filtros de la verdad, de la bondad y de la utilidad… es mejor no contarlo.
Duelo a garrotazos o La riña es uno de los cuadros de Goya que más comentarios ha generado. En él se observa a dos personas peleándose, y se ha interpretado habitualmente como una representación de las dos Españas, ya existentes en la época del pintor, y que seguimos sufriendo hoy.
El cuadro que se puede disfrutar en el Museo del Prado es el siguiente:
De Francisco de Goya – [1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=18636856
Que los dos hombres estén hundiéndose en el barro es un hecho cargado de simbolismo. Sin embargo, este cuadro (junto con otros que forman parte de las llamadas Pinturas negras) no fue pintado por Goya, sino que es una copia realizada a partir de lo que él había pintado en las paredes de su casa, la Quinta del Sordo (que, por cierto, no se llamaba así porque Goya estuviera sordo, que también). Y de esa pared tenemos una antigua fotografía. En ella algunos aventura que no se encuentran sobra barro, sino sobre césped.
De J. Laurent (1816-1886), sobre pintura de Goya (1819-1823) – http://www.capitan-alatriste.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=3895, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=13455480
Por otra parte, y un poco en diagonal, el hecho de que las Pinturas negras que podemos disfrutar en el Museo del Prado no sean originales (no podría ser la propia pared, es bastante evidente), sino copias, me decrementa el valor. Pero yo, por fortuna en este caso, soy muy ignorante en temas artísticos (y en casi todos, a decir verdad). Espero opiniones de los sabios.
Iba a escribir un post más largo sobre este tema, pero creo que se puede resumir en una frase: si tienes más tiempo libre, te da tiempo a escribir más; si tienes menos tiempo libre, pues no tienes tiempo para escribir. Eso es todo.
Resulta que, en estos tiempos de coronavirus, las mujeres están enviando menos papers (que antes), mientras que los hombres han incrementado su producción. Je.