Cada viaje nos regala tres disfrutes diferentes: el de prepararlo, el de vivirlo y el de recordarlo. Y los tres son maravillosos.
Me encanta viajar 🙂
Cada viaje nos regala tres disfrutes diferentes: el de prepararlo, el de vivirlo y el de recordarlo. Y los tres son maravillosos.
Me encanta viajar 🙂
Los Paradores de Turismo de España son una red de alojamientos hoteleros que os recomiendo encarecidamente: castillos, conventos y palacios que nos permiten alojarnos hoy en donde ayer se alojaban reyes, abades o príncipes.
Edificios únicos en lugares únicos. Y formando una perfecta sinergia con la gastronomía, cultura y economía de la zona.
Hace ya unos años se escribió esta obra, Leyendas de Paradores, en la que se nos cuentan leyendas de cada uno de los rincones abarcados por esta red.
Desconozco si el libro sigue estando disponible; de no ser así, animo a Paradores a hacer una reedición. Las ilustraciones de Alfredo González son el complemento perfecto a los textos de José Felipe Alonso. Una combinación que se enriquece mutuamente.
El afluente del afluente del que no siempre está dio nombre a esta localidad, y en la batalla que allí se libró murió el hijo del héroe.
Pues resulta sorprendente (a mí me lo resulta), pero la palabra «trabajar» viene, según nos cuenta la RAE, del latín vulgar «tripaliāre» (torturar), derivación. del latín tardío tripalium (instrumento de tortura compuesto de tres maderos).
La arquitectura es música congelada.
Arthur Schopenhauer
Salfumán salpimentado saluda salvajes salmantinos salados.
Hoy lo he leído en twitter, pero es algo que pasa con cierta frecuencia (y que no es un drama), y que imagino que a todos nos ha pasado alguna vez, en carne propia o en carne cercana:
Peque recién acostado -o en proceso- que se acuerda de que tiene tarea para el día siguiente.
¿Qué actitud veis más razonable?
Tengo clara mi opinión, pero opto por no darla.
Traigo hoy al blog este pueblo de nombre al menos curioso; feo y risible nombre para muchos. Debo decir que su fealdad y risibilidad existe solamente en nuestras cabezas, ya que el nombre procede del árabe Uādī-r-Rommān (río o arroyo de los granados), de ahí «Guadarromán» y finalmente el actual «Guarromán»,
Se fundó la población (1767) para evitar que la zona fuera gobernada por los bandoleros que aprovechaban la ruta Madrid-Andalucía; fue inicialmente habitada por colonos alemanes y belgas (también de otras partes de Europa, también de otras partes de España). Un siglo más tarde (1861) sus minas de plata y plomo trajeron aún más pobladores.
Colonos centroeuropeos, decíamos. En una de sus fiestas de estos guarromanenses de hoy todavía encontramos tradiciones de aquellos centroeuropeos de ayer: el Pintahuevos del Domingo de Pascua, jornada campestre y familiar en la que se pintan huevos cocidos.
Guarromán, si alguna vez estáis o pasáis por la zona, no dejéis de visitar esta localidad y sus bonitos alrededores.
Hace ya unos cuantos años -qué rápido olvidamos- nos estremeció la foto que tomó la fotógrafa Nilufer Demir de Aylan, un niño sirio que, tendido inerte sobre la orilla de las playas de Bodrum, en Turquía, nos recordaba las tragedias humanitarias que tenemos tan cerca y que no vemos porque no queremos mirar. Era el tercer intento de la familia de llegar a Europa: Abdullah, el padre, decidió que lo iban a intentar en una balsa; por desgracia, la balsa se hundió y fallecieron, además de Aylan, su hermano mayor Galip y su madre, Rehanla.
De aquella tragedia nacieron estas preciosas palabras de Iria Collazo que es aquí, además y por encima de escritora, ser humano. Y además y por encima de ser humano, madre.
Gracias, Iria. Nunca podemos quedarnos callados ante estas situaciones.
Levo todo o día pensando nos teus zapatos, en quen chos compraría, se serían teus avós, ou se cadra eran herdados dun irmán, dun curmán. En canto terían andado eses zapatos pequeniños, de bebé. En canto me recordan Aos que ten a miña filla de dous anos. En canto frío terían pasado Os teus peciños. En canto terías chorado De fame. De medo. Ata calar. Levo todo o día pensando En que sabes máis da morte Ca todos os que te vemos hoxe querendo imaxinarte durmido. Levo todo o día pensando En que pouco dignas son as miñas palabras. En que pouco digna é calquera palabra Para pedirche perdón. Levo todo o día pensando, E tamén virás a min, pola noite, E acariñarasme coas mans tenras, E acubillaraste no meu colo E non dirás nada, E é que non sabías inda falar. Meu meniño. Levo todo o día pensando En cantos nenos mortos ten que haber Para que a infamia remate. Levo todo o día pensando En que ollarte así é insoportable Pero aínda o é máis quedar calada, En que me sinto culpable Da túa inmensa soidade. Isto que escribo non vale nada. Non pretendía ser bonito Nin ben feito. Eu só quería arrolarte. E o que choro non vale nada. Hoxe morreu o noso fillo. Hoxe morreu o que nos queda de humanidade. Non hai consolo.
Se nos ha hecho habitual, incluso entre personas que podemos considerar habituales del registro culto, el uso de la expresión «es por eso que …»
Aunque la composición no es gramaticalmente incorrecta, lo que más me choca es que eso no suene mal. Es un galicismo y lo más correcto (y natural, diría) es utilizar «es por eso por lo que …»