Tengo la bendita suerte de tener una hija que, cuando ve la oportunidad de un libro que podría gustarme, me lo consigue. Esta mañana, formando parte de un mercadillo cuyo objetivo era conseguir fondos para la Protectora de animales del Morrazo (una de las muchas actividades de la Curuteca, nombre con el que conocemos a la Biblioteca del Colegio de Tirán), ha encontrado el libro que nos ocupa. Y no ha desperdiciado la oportunidad.
Esta obra de frei Martín Sarmiento nos acerca a la Galicia de la primera mitad del siglo XVIII y es una perfecta fotografía de personas, costumbres y lugares, pasando por la gastronomía y las fiestas. Un viaje en el tiempo de la mano de este ilustrado que se ocupó de que sus coetáneos supieran que nada deshonroso había en escribir, hablar y pensar en gallego.
Su significado es bien conocido: no hacer nada (o hacer muy poco). Habiendo agua de por medio, no es de extrañar que la expresión tenga relación con el mar: el marinero que, por vagancia o cansancio, no rema, es evidente que no da «palo al agua».
Nos vamos hoy a una ciudad mágica, ejemplo y modelo de convivencia entre tres culturas hace casi mil años. Y, en concreto, vamos a visitar la Sinagoga de Santa María la Blanca, un monumento que reúne a esas tres religiones: la musulmana, porque musulmanes fueron sus constructores y musulmán es su estilo; la judía, porque se edificó -con la autorización del rey Sabio- para ser la Sinagoga Mayor de Toledo y como tal funcionó durante dos siglos; la cristiana, porque cuando dejó de ser sinagoga pasó a ser iglesia.
Sinagoga con aires de mezquita y también iglesia, sí. Pero también beaterio para mujeres públicas arrepentidas, también cuartel, también depósito. Y ahora, lugar visitable en donde podemos admirar su arte, su belleza y su capacidad de crear una atmósfera de recogimiento y meditación.
Cuando visitéis Toledo, por favor, haced que esta maravilla forme parte de vuestra ruta.
De amaianos from Galicia – Sinagoga Santa María la Blanca, ToledoUploaded by tm, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=25496340
En este vídeo se nos muestra, de forma metafórica, una de las verdades principales -si no la principal- de cómo ayudar a que nuestros hijos (o alumnos, también aplicable a ellos) sean cada vez mejores.
Continuamos nuestro acompañamiento del río Tajo, todavía -sobre todo- en la provincia de Guadalajara, y nos adentramos en zonas de embalses y centrales nucleares, para las que las aguas del Tajo o sus afluentes sirven -o servían- en ocasiones de sistema de refrigeración.
En Sacedón, villa de La Alcarria, además de los embalses de Entrepeñas y de Bolarque, recomiendo también acercarnos al monasterio cisterciense de Monsalud, que estuvo activo desde los siglos XII al XIX -casi nada-, hasta que la Desamortización de Mendizábal logró lo que no habían logrado casi mil años: conseguir su deterioro y desaparición al hacerlo pasar de manos de la Iglesia a manos del Estado.
De Josefo Ludovico – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=120052536
En Buendía, perteneciente a la provincia de Cuenca, además de su muralla y su plaza mayor porticada, debemos disfrutar de su embalse y de su Ruta de las Caras, que convertirá un sano paseo en una aventura de descubrimiento. El curioso nombre de la localidad nos lleva a los tiempos de la Reconquista, en donde tras una victoriosa jornada, el hombre al mando exclamó un agradecido «Buen día hemos tenido hoy».
De Diego Delso, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=55097431
Ya próximos a terminar la ruta de hoy, visitaremos Zorita de los Canes y la imprescindible Recópolis, importante capital de la Celtiberia y ordenada construir por Leovigildo. De la propia localidad de Zorita es destacable la alcazaba. Como muchos de los lugares de esta zona, se ve reflejado en la maravillosa obra Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela.
El embalse -y van unos cuantos- de Estremera ya nos pone en contacto con la Comunidad de Madrid, en donde continuaremos nuestro viaje siguiendo al río Tajo.
Las llamadas glosas son pequeños comentarios que se escribían sobre textos en latín (entre líneas o en los márgenes) para servir de ayuda a la hora de entender o explicar esos textos. Estaban escritos en una lengua que quizá aún no era castellano, pero desde luego ya no era latín. No es la primera vez que aparecen palabras en ese idioma, pero sí la primera vez que aparecen construcciones con estructura gramatical romance (en los Cartularios de Valpuesta, anteriores, encontramos palabras romances pero como parte de textos latinos y con estructura gramatical latina). El texto más largo es el que sigue:
Con o aiutorio de nuestro
dueno Christo, dueno
salbatore, qual dueno
get ena honore et qual
duenno tienet ela
mandatione con o
patre con o spiritu sancto
en os sieculos de lo siecu
los. Facanos Deus Omnipotes
tal serbitio fere ke
denante ela sua face
gaudioso segamus. Amen.
El códice en el que encontramos estas glosas, el llamado códice Æmilianensis 60, contiene más de mil glosas, escritas en tres idiomas: latín, castellano (también considerado navarro-riojano o precastellano) y euskera.
Glosas Emilianses, porque se encontraron en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, lugar que os recomiendo encarecidamente visitar por su belleza, su historia, y su entorno. Se estima que se escribieron en el siglo X (o principios del siglo XI). Tenemos otras glosas de la misma época, las Silenses (Monasterio de Santo Domingo de Silos, también de visita más que recomendable), pero estas últimas son de carácter léxico (traducciones de palabras concretas), no de carácter gramatical (frases y expresiones completas).
Con el caso Vinicius, jugador del Real Madrid que ha recibido insultos en demasiados lugares, se ha planteado la cuestión de si es España un país racista o no.
Personalmente creo que, para nuestra vergüenza, este país que somos una preciosa mezcla de etnias y culturas, tiene mucho de racista, sobre todo contra diversos colectivos, o cuando miembros de ciertos colectivos no se comportan correctamente. Me explico: podemos no ser, en general, racistas contra -por ejemplo- los árabes, pero si una persona árabe roba o agrede, usamos su origen -y no su acto- como razón en su contra. Y eso es racismo, por mucho que no queramos reconocerlo.
En otras ocasiones se usa el argumento de que los racistas «son una minoría«. Bien, aun considerando que solamente una minoría usaría el origen del delicuente como causa de un delito (cosa que no creo), ¿dejaríamos de ser racistas por ello? ¿Con qué porcentajes de racistas consideraríamos que no somos racistas?
Los hispanistas, esos especialistas en España que, desde hace siglos (desde que España era el más grande imperio del mundo), estudiaban, aprendían e investigaban sobre nuestro país. Yo comencé a oír hablar de ellos en relación la Guerra Civil (la española, acaecida entre 1936 y 1939), pero son muy anteriores, como hemos comentado.
¿Y qué envidio de ellos? Su capacidad de acercarse a nuestra cultura, historia y lengua sin prejuicios (o sin nuestros prejuicios), y sin ese rechazo tan español hacia todo lo nuestro (incluyendo nuestras influencias en otros países).
¿Llegará algún momento en el que podamos investigar sobre España de forma imparcial? Confío en que será así.