Creo que es la primera construcción visigoda de la que hablamos en este humilde blog. Nos vamos a la localidad de Bande para disfrutar de esta pequeña joya, una iglesia de la segunda mitad del siglo VII.
Camino, por tanto de los 1.400 años. Siempre me parece milagroso -nunca mejor dicho- que durante más de mil años personas de toda condición acudieran a un lugar a elevar sus oraciones y pensamientos, a celebrar nacimientos, disfrutar matrimonios y llorar defunciones.
La iglesia tiene planta de cruz griega y formaba parte de un conjunto mayor, un monasterio del que solamente nos queda esta construcción como testigo de aquello.
Siendo como soy aficionado del Real Madrid y del Real Club Celta, siempre he sentido admiración por futbolistas como Puyol, no tanto por su fútbol -que también- como por su forma de ser como personas. Os comparto este breve vídeo en el que se pueden ver algunos de los momentos que más admiro de este jugador: parando al compañero que quiere agredir/enfrentarse al que acaba de agredirle; impidiendo que sus compañeros sigan festejando un gol (que creo recordar que ya era el sexto, contra el Rayo Vallecano); evitando que Piqué se fuera a decirle al árbitro que le habían tirado un mechero (y logrando que se centrara en lo importante).
No se va la mente tanto a un exceso de exigencia -que no parece ser la norma en estos tiempos- sino a un exceso de actividades: por una parte, la barbaridad de extraescolares con las que obsequiamos a nuestros pequeños; por otra -y peor, y más grave- el uso extremo de las tecnologías: la mente de nuestros hijos no tiene un momento libre, no llegan a aburrirse jamás, lo cual no tiene aspecto de ser algo muy sano.
No estamos en Francia, aunque sí en la Peña de Francia, ubicada en la llamada Sierra de Francia, al sur de la provincia de Salamanca. De Francia, porque en esa zona se asentó, hace mil años -casi nada- una colonia de franceses cuyos ecos todavía se pueden percibir en los apellidos de los habitantes de la zona: Luis, Griñón, Martín. A su vez, la Sierra de Francia forma parte del Sistema Central.
Añado que esta zona es conocida como Las Batuecas. Como sabréis, «estar en las Batuecas» significa algo como estar distraido, lejos del tema del que se está hablando. Lejos de todo, pues.
Se puede llegar a la Peña de Francia en coche, partiendo de alguna de las localidades cercanas, en donde podemos disfrutar de la rica gastronomía de la zona. Cuando fuimos nosotros, comimos en La Alberca -ya hemos hablado de esa preciosa localidad en este blog- y después iniciamos la subida.
Una subida hasta los 1.727 metros sobre el nivel del mar, que os regalará -ya la propia subida- unas vistas de ensueño. Una vez arriba, además de las vistas -y quizá del frío y la nieve- tenemos el santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia, con su Virgen negra. Además hay una hospedería en donde podéis comer y alojaros.
La Sierra de Francia, reserva de la Biosfera, alberga una variada fauna: cabra montesa, gato montés, meloncillo, tejón. Merece especial mención ese tesoro que es la cigüeña negra. Goza también de una rica flora (con robles) y de multitud de arroyos que dotan al paisaje de vida, belleza y sonido.
Es un lugar estupendo para ir a pasar un día y para disfrutar de los muchos y bonitos lugares cercanos.
El escritor, latinista e historiador francés Pierre Grimal decidió recoger, en forma de diccionario fácilmente consultable, las leyendas y los mitos de las mitologías griega y romana. Obra de referencia, pues, quizá indispensable en las estanterías de quienes somos herederos de aquella Grecia que nos enseñó a pensar y de aquella Roma que nos enseñó a gobernarnos.
Mérida, la extremeña, la de esa tierra de conquistadores que dieron nombre a otras Méridas, y Trujillos, y Medellines. Mérida, Emerita Augusta, aprendíamos de pequeños. También Augusta Emerita, según nos cuentan allí, en la propia ciudad.
Augusta, sí, por el emperador Octavio Augusto, que era él quien dirigía los destinos de este mundo entonces, y fue él quien decidió que aquellos soldados que habían participado en las durísimas guerras cántabras tuvieran un lugar de reposo con todas las comodidades, lujos y adelantos: con sus villas, su circo, su teatro, su anfiteatro. Los soldadoseméritos encontraban en esta ciudad, Augusta Emerita, el mejor descanso posible.
Y si la visitáis, como no es ciudad que se visite en un día, también necesitaréis, como aquellos, un merecido descanso: os recomiendo su maravilloso Parador, en donde podréis degustar, descansar y disfrutar.
Hoy vamos a hablar del artista mexicano-estadounidense Larry Madrigal, al que descubrí en el twitter de @franch_laura (a la que os animo a seguir). Madrigal nos muestra, con un estilo muy particular, momentos de su vida cotidiana en forma de obras de arte.
Me encanta su uso del color y su -aparente, porque no le he visto trabajar- facilidad para plasmar el día a día.
Aquí podéis disfrutar de su obra pero, por favor, no hagáis ruido, que os estáis asomando a su casa: