Yo nací del vientre, de Magdalena Sánchez Blesa

Yo nací del vientre
de una madre grande,
crecí en las entrañas
de un pueblo pequeño.
Tuve la fortuna
más vasta del mundo,
en una alcancía
con forma de cerdo.
Disparé a la luna
con un tirachinas,
una noche amarga
sedienta de leche.
Me costó trabajo
distinguir la vida
en algunos casos,
de la misma muerte.
-¿Qué serás, pequeña
cuando te hagas grande?
-¿Qué serás, pequeña?
me decía la gente.
Aún no alcanzaba
ni el metro de altura
y ya contestaba,
-quiero ser valiente.
Quiero ser poeta
de la gente triste,
no olvidar a nadie
que tenga una pena.
Crecí en las entrañas
de un pueblo pequeño
y nací del vientre
de una madre buena.
No olvido los lodos
en los que he remado,
soy de la estatura
de quien tengo enfrente.
Aún no ha nacido
ningún ser humano
que busque mis manos
y no las encuentre.
Puede que enloquezca
de tanta cordura.
Puede que enmudezca
de gritar tan fuerte,
pero si me duermo
por todos los siglos,
por todos los siglos
dejadme que sueñe
que es posible un mundo
para los que sufren,
que es posible un mundo
para los que sobran,
que es posible un mundo
para los que pierden
y es posible un mundo
para los que estorban.
Aún no alcanzaba
ni el metro de altura
y ya contestaba:
-quiero ser poeta.
Aún no ha nacido
ningún ser humano
que no tenga un sitio
en mi humilde libreta.
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