
Es algo que siempre me sorprende y siempre procuro denunciar: con qué poco nosotros somos buenos padres/tutores/cuidadores de niños, en general… y cuánto se exige a los mujeres.
Hoy viajamos al municipio de Mondariz (provincia de Pontevedra) para visitar este castillo románico del siglo X. Fue destruido en 1467 durante las llamadas Guerras Irmandiñas, y posteriormente reconstruido con Pedro Madruga, de quien ya hemos hablado en este blog.
Desde el siglo XVII hasta bien entrado el siglo XX (1923) estuvo abandonado y en proceso de deterioro. ¿Qué sucedió en ese 1923? Que el periodista Alejo Carrera compró el castillo (por 5.000 pesetas) y empleó su dinero, conocimientos y capacidad organizativa en restaurarlo. En esa restauración. Participaron de forma activa los vecinos de la zona, y fue esa restauración un ejemplo de trabajo colaborativo.
Ahora el castillo es visitable, y en él se pueden contemplar elementos etnográficos de la zona (trajes, tejidos, cestería). Desde lo alto de su torre se pueden divisar cincuenta pueblos.
Cuando lo visitéis, disfrutad también de la rica vegetación que lo rodea y del castro cercano. Es un lugar maravilloso para pasar el día con la familia: historia, cultura y naturaleza.
Margarita, está linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar; tu acento: Margarita, te voy a contar un cuento: Esto era un rey que tenía un palacio de diamantes, una tienda hecha de día y un rebaño de elefantes, un kiosko de malaquita, un gran manto de tisú, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como tú. Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger. La quería para hacerla decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor. Las princesas primorosas se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así. Pues se fue la niña bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar. Y siguió camino arriba, por la luna y más allá; más lo malo es que ella iba sin permiso de papá. Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Señor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor. Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? te he buscado y no te hallé; y ¿qué tienes en el pecho que encendido se te ve?». La princesa no mentía. Y así, dijo la verdad: «Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad». Y el rey clama: «¿No te he dicho que el azul no hay que cortar?. ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... El Señor se va a enojar». Y ella dice: «No hubo intento; yo me fui no sé por qué. Por las olas por el viento fui a la estrella y la corté». Y el papá dice enojado: «Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver». La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jesús. Y así dice: «En mis campiñas esa rosa le ofrecí; son mis flores de las niñas que al soñar piensan en mí». Viste el rey pompas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar. La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor. * * * Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento. Ya que lejos de mí vas a estar, guarda, niña, un gentil pensamiento al que un día te quiso contar un cuento.
Este precioso poema de Rubén Darío fue compuesto expresamente para Margarita, una niña que vivía en donde él estaba pasando unos días. Según me contaron -o según recuerdo- fue un poema de despedida. Me maravilla.
Antes de comenzar el post, quiero destacar que cualquier enfermedad mental debe ser tratada y que el paciente merece todo el respeto. Sin estigmas.
El rey Luis I de España, hijo de Felipe V y titular del reinado más breve de nuestra historia, se desposó con la francesa Luisa Isabel de Orleans, a la que rápidamente en la corte -sobre todo la esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio-, tacharon de loca por sus costumbres y actuaciones.
Algunas de ellas son difícilmente explicables, pero bien podrían ser rebeldías entendibles en una adolescente que vivía fuera de su mundo y de su ambiente: pasear desnuda, subirse a los árboles, limpiar compulsivamente (en ocasiones, con su propia ropa), no querer tocar la comida y luego darse empachos son algunos ejemplos.
Pero esta reina loca se mantuvo al lado de su esposo cuando enfermó de viruela -contagiándose ella misma- y fue su compañía constante hasta la muerte del rey.
Hemos sido muy dados a calificar de locura -y a intentar ofender con ello- cada vez que un comportamiento no se ajustaba a lo esperado. Dicho ello, bien pudiera ser que esta joven reina padeciera alguna enfermedad mental, agravada por las circunstancias.

Quienes me seguís ya sabéis que el tema de la pandemia me preocupa, y mucho. Me parece fundamental volver a nuestra normalidad.
Así que planteo esto, a ver qué os parece:
¿Qué inconveniente veis? Actividades como trabajar o estudiar no entrarían en lo que considero primera necesidad. Debería subvencionarse a trabajadores y empresas para compensar esas pérdidas. Y esas pérdidas serían menores que no seguir con la pandemia, que es lo que nos está pasando.
¿Qué os parece?
Este artista francés (nacido en Marruecos de familia italiana) ha hecho de los espacios vacíos de sus esculturas su seña de identidad. Son esculturas que no dejan indiferente al observador.
Esa capacidad de incluir el aire en sus esculturas me recuerda -con muchas diferencias- a los peines de los vientos de Eduardo Chillida. Pero quizá lo más sorprendente es cómo llegó Catalano a este estilo: una escultura suya, una representación de Cyrano, se deterioró. Y la única forma de salvar la figura fue ahuecando su tronco. Convirtiendo en virtud esa necesidad, nuestro artista comenzó en aquel momento un camino que lo llevaría a ser el referente en este tipo de obras.
Estamos en marzo de 1973, en la ciudad soviética de Odessa. Juega el Real Madrid el partido número cien de su competición: la Copa de Europa. En el partido de ida habían ganado 3-0 los blancos al Dinamo de Kiev. En la vuelta (con equipamiento rojo), a varios grados bajo cero, se enfrentaron ambos equipos en Odessa.
Nos cuentan las crónicas que el dominio fue absoluto de los soviéticos. Pero en la portería del Madrid se encontraba un chaval de veintidós años que lo paró absolutamente todo: Mariano García Remón (el otro gran portero de Madrid que triunfó en el Madrid fue nuestro querido Iker Casillas, y paremos de contar). El gato de Odessa fue el apodo que le regaló el periodista Julio César Iglesias (quien también bautizó a la increíble Quinta del Buitre).
Mucho hablamos en estos tiempos de la importancia de las emociones. Importancia que, por supuesto, nadie niega. En nuestra defensa de las emociones caemos muchas veces en errores como la condescendencia o similares. Este recorrido que nos hace Andrés Rivera (@followero en twitter; seguidlo si aún no lo hacéis, por favor) es una maravillosa lección magistral. Disfrutadlo:
Voy a contar otra batallita bastante más emotiva que la anterior, así que os prevengo: como os pongáis ñoños os bloqueo.
— Andrés Rivera (@followero) September 2, 2021
Y siendo emotiva como va a ser, sin embargo parto de una tesis que defiendo: Para ser maestro has de tener el corazón de consistencia rocosa. Voy:
Las rías gallegas, ese prodigio de la naturaleza formando -bonita leyenda- por las manos de Dios al descansar su séptimo día, están flanqueadas por penínsulas. Hoy viajamos a la península del Morrazo y, en concreto, a su extremo. Allí podemos mirar y admirar los acantilados de la Costa da Vela.
Este lugar es obligatorio para quienes visitéis esta zona. Y nos ofrece unas cuantas posibilidades muy bonitas, todas ellas compatibles entre sí, pero también realizables de forma independiente.
– Playa de Melide: una playa preciosa, accesible a través de un pequeño sendero entre pinos, tras haber dejado el vehículo en el aparcamiento cercano (aparcamiento gratuito, pero quizá completo en días no laborables); este aparcamiento que menciono aquí no es el aparcamiento “principal” de Cabo Home, sino específico para la playa. La playa es maravillosa pero, por favor, muchísimo cuidado con el mar. Las olas de aquí no son poca cosa.
– O Facho: en el alto de una de las pequeñas montañas que adornan el contorno se puede disfrutar, además de una vista maravillosa, de los restos arqueológicos de un antiguo santuario en honor del dios Berobreo.
– Rutas de senderismo: hacia el mencionado Facho ya tenemos una bonita ruta. Pero también hay otras que nos permiten acercarnos a los faros, unos lugares que yo siempre he visto llenos de encanto y magia. El faro salvador, la desbordante fuerza del mar, la visión de las islas Cíes y Ons, todo ello forman un conjunto único.
– La caracola: esta escultura en metal, obra del moañés Lito Portela, se ha convertido en rincón fotografiado, principalmente -pero no solo- en las puestas de sol. Se encuentra en el aparcamiento principal de la zona (nos encontramos con este aparcamiento en cuanto llegamos a Cabo Home, y desde el mismo podemos comenzar nuestros paseos).
Hoy comparto con vosotros esta joya de Álvaro Cunqueiro; otro poema más descubierto gracias a Amancio Prada.
Leed y escuchad qué belleza:
No sono do cuco novo Hai un namoro namoro, Cu-có de alba lixeira, Cu-có para o vento tolo. Ai o noivado do cuco, Namoro de gaita fina! Na romería do sono Romeiras de follas vivas. Romeira unha estrela verde, Romeira unha rá noviña, Romeira unha frol tremante, Romeira unha pomba fría. Veredas de namorar Quen as vende, quen as merca, Na feira do seu noivado O Cu-có soña de seda, Veredas de namorar. Ai o noivado do cuco, Sono de soñar cancións, Auga corrente romeira Lindeiros que deixa o sol.