Seguramente todos (o muchos) conoceréis ese rico plato llamado Cordon Bleu. Ñam. Personalmente lo descubrí gracias a mi familia política (es una de las muchas cosas que he ganado), y ayer mismo lo disfrutamos por última vez. Y de esa rica conjunción de carne, jamón y queso podemos extraer muchas cosas, pero… ¿su nombre? ¿Qué tipo de nombre es ese para un plato?
Debemos viajar al año 1578, cuando el rey Enrique III de Francia fundó la Orden de los Caballeros del Espíritu Santo. Cada uno de sus miembros portaba, orgulloso, la Cruz del Espíritu Santo, colgada de un… cordon bleu, sí. Aunque las órdenes de caballería desaparecieron con la Revolución Francesa, este nombre de Cordon Blue quedó para siempre como un sinónimo de excelencia en todos los ámbitos (me viene a la mente el tan habitual otaku de nuestros chavales de hoy en día). Y, en concreto, se utilizó para indicar excelencia en el mundo gastronómico.
En 1895 se fundó en París la escuela culinaria Le Cordon Bleu, que hoy en día tiene campus en varios países del mundo, incluyendo España. Y de ahí salió este plato tan rico del que hemos hablado hoy.