Cuando los padres condenamos a nuestros hijos

Estoy leyendo Open, la autobiografía de André Agassi, y la estoy disfrutando muchísimo. Quiero compartir con vosotros un párrafo que me ha impactado. Un párrafo que, aunque habla de tenis, realmente nos habla de la vida y del daño enorme que los padres podemos hacer a nuestros pequeños (la traducción es mía):

Todavía puedo intuir al niño que ya al principio no quería jugar al tenis, que quería dejarlo, que lo dejó muchas veces. Veo a ese niño de pelo dorado que odiaba el tenis, y me pregunto cómo vería él a este hombre calvo, que sigue odiando el tenis y que aún así sigue jugando. ¿Estaría sorprendido? ¿Le resultaría gracioso? ¿Se sentiría orgulloso?
(André Agassi, 36 años, frente al espejo)

Es demasiado fácil que los papás hagamos un daño terrible a nuestros hijos (sí, buscando su bien) y que los condenemos a una vida que no iba a ser la suya. Qué difícil encontrar ese punto entre el apoyo que siempre debemos dar, el empujón que a veces es beneficioso… y el empujón que nunca deberíamos dar.

Gracias, mamá, Marimar, Nacho y Lucas.

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