No son incompatibles

Bien sabéis quienes me seguís y leéis que soy persona que valora emociones, sentimientos y sensaciones. Y que aplaudo cuando un maestro o un médico es capaz de acercarse al corazón del alumno o del paciente.

Pero nunca debemos olvidar que 1) no están preparados para eso y 2) no es su misión. Pueden hacer daño -queriendo hacer el bien-, ya que no son psicólogos.

Su primera misión es, efectivamente, hacer su trabajo: trasmitir conocimientos y curar, respectivamente. Sin que ninguna de ambas cosas esté en contradicción con ser persona, respetar sentimientos, alentar a aprender (el maestro) y a tener una vida sana (el médico).

Se me ha ido la mente a esos maestros rurales de hace un siglo. Quizá si estamos hoy aquí es porque ellos hicieron ayer su trabajo.

Y vuelvo a repetir, por si se me malinterpreta: los alumnos son personas, los pacientes son personas. Y puede que en muchos casos el maestro y el médico sean los únicos humanos sanos en su vida.

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