La expresión “Salvado por la campana” (que viene a significar “salvado a última hora” o “salvado cuando ya estaba todo perdido” [y produciéndose, en general, esa salvación por un hecho externo]) nos remite al boxeo. Sin embargo, no parece ser ese el origen de ese dicho.
Hace siglos, cuando era relativamente común dar por fallecidas a personas que aún estaban vivas, se propuso la siguiente solución: colocar una campana en la superficie, unida por una cuerda que llegaba hasta el cádaver (o el no cadáver). Si la persona no estaba muerta y despertaba, podía utilizar la cuerda para hacer sonar la campana y, así, salvarse.
Gracias, Clara.