Hace un par de semanas, en Almendralejo (Badajoz, Extremadura) y alrededores, se realizaron una serie de montajes fotográficos que tenían como resultado imágenes de menores desnudas. Los rostros (por los que el mundo nos conoce) eran reales; los cuerpos, generados por inteligencia artificial, hasta donde yo sé.
Por suerte para las agredidas, una de las mamás era la ginecóloga Miriam Al Adib Mendiri, a quien tengo la suerte de seguir en redes desde hace ya mucho por su extraordinaria labor divulgativa. Ella ha sido el rostro visible de esas madres que se han puesto en pie de guerra para luchar por sus hijas. Las madres, siempre las madres. No importa que se trate de la dictadura argentina, del narcotráfico gallego o de estas agresiones de las que hablamos ahora: siempre las madres. Qué otro sería este mundo si todos tuviéramos su valor.
Miriam se ha volcado por completo -no podía ser de otra manera- en la defensa de estas niñas, dejando claro que había un delito y que aquello no eran cosas de niños. Pero es que también -y esto me parece aún más importante- su esfuerzo va a beneficiar enormemente a los agresores. Gracias a su labor, van a saber que lo que hicieron -quizá una simple broma para ellos- fue muy grave; van a poder ser conscientes de que no, de que aquello no fueron cosas de niños. Miriam ha regalado a esos chiquillos el primer peldaño de la escalera hacia una vida mejor. Espero que sepan agradecértelo, tal vez no ahora, pero sí más adelante.
Os recomiendo encarecidamente seguir el Instagram de Miriam Al Adib, tanto por los análisis de estos días, como por su labor diaria.
Gracias, Miriam. Gracias a todas las mamás (y también papás) que ayudáis a que este mundo sea un poquito mejor. Y ánimo con estas agotadoras semanas: espero que pronto podáis descansar de tensiones, ajetreos y miedos.
- Miriam Al Adib (en Instagram)