De grandezas

Un hombre nunca es tan grande como cuando se agacha para hablar con un niño.

Esta entrada ha sido publicada en Crianza y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.