Volvíamos tarde, de Manolo García

Volvíamos tarde.
Una luna mesteña, soleada, preñaba las higueras.
Andábamos nocturnos, seres fatuos, pespunteados, imperfectos.
Simples almas deshuesadas.
Alegres como jóvenes caballos rebrincábamos palabras; derrochando, excéntricos.
Y un timón de nada lánguida, difuminaba nuestras sombras fundiéndolas con el alba
Nuestra luminaria, chispa escasa.

Esta mañana tuve la suerte de que mi adorada hermana dirigiera mis ojos y mi mente hacía estos versos, derrochantes de belleza.

Gracias, parrula.

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