Odio, odio, odio

No os puedo dar muchos datos, porque no he querido buscarlos. Por lo que sea, la cosa ha sido así: un chaval, habitual creador de tiktok, publica un vídeo hablando de sus gustos musicales. Alguien se lleva el vídeo a Twitter (no sé si con intención de criticarlo) y ahí comienza una serie de tuits insultantes y ofensivos contra él.

Gracias a @NikSamotracia (por favor, es una cuenta en Twitter que debéis seguir), me he enterado de esto y del sencillo, cargado de buenas sensaciones -y doloroso- del agredido.

¿Es tan grande nuestra necesidad de volcar odio como para que -amparados por el anonimato o la distancia- tengamos que hacerlo contra una persona que simplemente ha manifestado sus gustos?

Esta entrada ha sido publicada en Música, Reflexiones y etiquetada como , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.