The Artist Is Present, de Marina Abramović

Es imposible desligar la palabra performance de la artista serbia (yugoslava cuando nació) Marina Abramović. Quizá no la más espectacular, pero sí una de las más conocidas, es la que llevó a cabo en el MoMA en 2010: durante ocho horas diarias -los viernes más- permanecía sentada en una silla, recibiendo a los visitantes que quisieran establecer contacto visual con ella.

De Shelby Lessig – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12134088

Y hay dos comentarios que quiero hacer sobre esa performance.

El primero tiene relación con cómo se preparó Abramović: tuvo que preparar su cuerpo para no necesitar ingerir ni expulsar nada durante esas horas. Para ello estableció un plan de hidratación nocturno: cada 45 minutos (durante la noche) bebía agua, hasta las 6:30, momento en el que se levantaba, se daba un baño y a las 7:00 tomaba su último vaso de agua. A continuación tomaba arroz con lentejas y una taza de té negro. La hora anterior al comienzo de la performance diaria la dedicaba a visitar el baño cuatro veces durante los primeros cuarenta y cinco minutos y a sentarse los últimos quince, esperando al primer visitante.

Durante las semanas que duró la obra no establecía comunicación con nadie, más allá de las personas imprescindibles. Todo es parte de su total concentración en su trabajo.

Mi otro comentario tiene relación con su encuentro con Ulay. Habían sido pareja en el pasado y se cuenta que no se habían vuelto a encontrar desde entonces. Saltaron chispas -de las bonitas- en aquel encuentro. Aquí os lo dejo:

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