Es una falacia consistente en ridiculizar o tergiversar los argumentos del contrario para conseguir llevarse la razón. Pongamos un ejemplo:
A: “Creo que la escolarización no debería ser obligatoria”.
B: “Los niños necesitan socializar”.
La respuesta B no tiene relación alguna con la afirmación A y, además, en A en ningún momento se considera que los niños no deban socializar. De hecho, seguramente quien apoya que la escolarización no sea obligatoria está buscando socializar de verdad, pero ese es otro tema, no caigamos ahora en otra falacia.
Se llama “hombre de paja” en alusión a los muñecos usados para entrenar en los combates. Del mismo modo que en ese entrenamiento no luchamos contra un rival de verdad, aquí no nos enfrentamos al argumento real (“la escolarización no debería ser obligatoria”), sino a otro imaginado y más fácil de derrotar (“los niños no deben socializar” o “solamente se socializa en la escuela”).