Cántico espiritual, de San Juan de la Cruz

Si hubiera que salvar alguna obra de la literatura universal, creo que me decantaría por este cántico que San Juan de la Cruz, ese medio fraile con el que Santa Teresa de Jesús quiso cambiar la Iglesia. El grueso de sus estrofas fue escrito en el calabozo de Toledo en donde fue recluido su autor. He dicho, erróneamente, «fue escrito», porque realmente fue creado y memorizado: allí no escribió, quizá por falta de medios o por exceso de miedos.

El Cántico es una composición que, en boca de una esposa en busca de su esposa, recorre veredas, paisajes, alegrías, dolores y sentimientos, manteniendo conversaciones con las criaturas en ese proceso.

Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

(Respuesta de las Criaturas, tras ser interpeladas por la Esposa preguntando por el Esposo).

Y todos cuantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo.
Y todos más me llagan,
y déjanme muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

(Esposa, lamentándose de no encontrar al Esposo).

Y no puedo terminar este post sin referirme a Amancio Prada, que le puso música (o, como él suele decir, le «extrajo» la música que el cántico tiene), cántico que tenía grabada en un cinta VHS (hablamos de comienzos de los 90 y de la bellísima iglesia mozáraba de San Miguel de Escalada). Esa música me acompañó durante mis tardes de estudio en la carrera y, sin duda, me facilitó el aprendizaje. Gracias, Amancio y Juan, que nunca os las he dado. Incluyo aquí este otro concierto, con poemas de San Juan de la Cruz y de Teresa de Jesús.

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