Estamos en el siglo IV antes de Cristo. Los pueblos vetones, dedicados fundamentalmente a la ganadería, habitan el centro-este de la península. Y nos dejan una manifestación artística maravillosa: cinco verracos (nos han llegado cuatro) mirando hacia poniente.
Desconocemos su función: se especula con que podrían tener una función religiosa, con que son protectores de los rebaños o con que marcan algún límite o hito en el territorio. Sea como fuere, es imposible permanecer indiferente al verlos.
Adicionalmente, allí se firmó el Tratado, en el cual Enrique IV de Castilla y su hermana Isabel, reconociendo a la futura reina (Isabel la Católica) como Princesa de Asturias y como futura reina de España.
(Para mamá, papá, Marimar y Clara, con quienes disfruté del maravilloso momento de ver esta obra de hace milenios.)

- Toros de Guisando (en wikipedia).
- Tratado de los Toros de Guisando (en wikipedia).