Ahora mueren en Líbano los que morían en Vietnam.
Con el mismo miedo en los ojos, bajo otros cielos, con otras banderas.
Ahora mueren en Bosnia los que morían en Líbano.
Las ciudades sitiadas, las calles convertidas en cementerios,
el hambre como arma.
Ahora mueren en Ruanda los que morían en Bosnia.
Cuerpos de hermanos tendidos en los caminos,
el odio convertido en machete.
Ahora mueren en Congo los que morían en Ruanda.
Minerales arrancados de la tierra,
sangre mezclada con el polvo de las minas.
Ahora mueren en Afganistán los que morían en Congo.
Montañas atravesadas por ejércitos eternos,
niños jugando con metralla en lugar de piedras.
Ahora mueren en Irak los que morían en Afganistán.
Los templos, los mercados, las casas:
todo convertido en objetivo.
Ahora mueren en Siria los que morían en Irak.
Ciudades milenarias reducidas a polvo,
pueblos que desaparecen como si nunca hubiesen existido.
Ahora mueren en Ucrania los que morían en Siria.
Las trincheras regresan a Europa,
el frío y el miedo comparten el mismo pan.
Ahora mueren en Gaza los que morían en Ucrania.
Bajo un cielo cerrado, sin salida,
niños que ya nacen con la palabra exilio en la frente.
Ahora mueren en Centroamérica los que morían en Gaza.
Campesinos en sus tierras de maíz,
convertidos en enemigos de nadie y de todos.
Ahora mueren en Timor Oriental los que morían en Centroamérica.
Una isla sitiada,
el mar testigo del hambre y del silencio.
Ahora mueren en Bougainville los que morían en Timor.
La selva guarda secretos de pólvora,
los cantos de las aldeas se quiebran en disparos.
Y siempre, en cada rincón del mapa,
mueren los mismos:
los sencillos, los pequeños,
los que sólo querían vivir.
- ChatGPT
En estos tiempos de cada vez menos humanidad, nos queda la de las inteligencias artificiales, que aprendieron de nosotros cuando aún éramos personas.