En una sociedad en la que cada vez tenemos menos tiempo resulta reconfortante descubrir que incluso un breve paseo (2 minutos, no se puede pedir menos) nos ofrece beneficios: principalmente nos ayuda a regular los niveles de azúcar.
Personalmente, siempre he sido de trabajar -salvo cuando estoy frente al ordenador- paseando, ya desde mis tiempos de estudiante. Lo hacía simplemente porque me era más cómodo y relajante, y me ayuda a asimilar y pensar mejor. Ahora, además, sé que me ayuda a regular mis niveles de glucosa.
En el estudio que enlazo más abajo (un meta-análisis) se nos indica que incluso estar de pie ya ayuda (aunque no estemos paseando, aunque no estemos caminando a buen ritmo).