Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces.
Juan Pablo II, 1982, en Santiago de Compostela
No hay mejor día que este de Santiago para recordar el papel que tiene que jugar Europa en el mundo actual, con la terrible tragedia que tenemos a nuestras puertas. Gracias a Santiago de Compostela y al Camino entró Europa en la Península Ibérica, ayudando a conformarla y a conformarnos. Las raíces de esta vieja Europa, heredera de un legado imposible de cuantificar (desde la democracia de los griegos de hace miles de años hasta la web de hoy hablamos de contribuciones europeas), se asientan firmemente en Santiago y su Camino. Y esto, independientemente de que no nos consideremos cristianos a nivel individual; la igualdad de todas las personas, el respeto por los derechos humanos y la defensa del más débil forman parte de nosotros como pueblo.